Desde que se fundó el Proyecto Especial Bicentenario de la Presidencia de Consejo de Ministros se tuvo la posibilidad de elegir entre dos caminos. El primero, y más evidente para todos, era el de pensar el Bicentenario como una gran fiesta que se conmemoraría el 28 de julio de 2021 por las razones que hace 200 años nos fueron dadas.
El segundo era entender este hito histórico como la gran oportunidad para imaginar juntos el país que queremos ser y emprender el camino para hacerlo realidad, a fin de llegar al 2021 seguros de que hay mucho que conmemorar y mucho también que reforzar y construir.
A pesar de las dificultades que esto supone, es esta última ruta la que decidimos transitar. Y es que no podemos ignorar las señales que nos muestran a un país fragmentado, corroído por la corrupción y la devastación del medio ambiente, en el que las personas se resisten a respetar a aquellos que piensan diferente y en donde uno de cada tres ciudadanos no confía en el otro. Sabemos, por nuestra historia, que un país no se libera si no confronta aquello que lo tiene sometido.
Esta senda al Bicentenario la construimos cada día, por ejemplo, a través de los diálogos que entablamos con los jóvenes quienes, con frustración pero también con esperanza, nos expresan cómo es ese país en el que anhelan vivir. Este trayecto al Bicentenario está hecho de cada oportunidad en la que, reunidos alrededor de una mesa de trabajo, nos encontramos con líderes, lideresas y autoridades honestas y comprometidas con sacar a sus pueblos adelante, gracias a ideas innovadoras y cargadas de posibilidades hacia el futuro.
El camino a la conmemoración de nuestro Bicentenario está lleno de ciudadanos de a pie que, inspirados en Túpac Amaru, Micaela Bastidas, Mariano Melgar o José Olaya, desean un Perú cada vez más libre y unido.
Es una ruta que se edifica minuto a minuto con cada uno de los 20 mil voluntarios que hemos convocado y que nos preguntan a dónde es que hay que ir y en dónde hay que poner el hombro para llegar más grandes y mejores al Bicentenario.
Se construye cada vez que llega alguien con una historia sobre cómo su comunidad formó parte del proceso independentista y defiende con orgullo su lugar en la historia; o cuando más de 25 mil peruanos vibran orgullosos del poder de nuestras tradiciones al presenciar las Giras Bicentenario; o cuando miles de escolares imaginan un país diferente y lo plasman con intervenciones artísticas en los Murales de la Libertad.
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